«Gracias Henry Ford por su nuevo coche». Firmado, Clyde Barrow
Esta cita es real y apareció en los periódicos de la época, tal como se muestra también en la película (echa un vistazo a la carta que Clyde escribió al propio Henry Ford, traducida al final del artículo). Tanta era la potencia del Ford V8, que Clyde se mostraba entusiasmado con un coche que le permitía escapar a una velocidad endiablada para ese momento. La principal característica, evidentemente, era su motor V8, el primero con esta configuración propio de la marca del óvalo, realizado en un solo bloque para que el coste fuera asequible. Se incorporó al modelo 18 de 1932, que pronto pasó a conocerse, simplemente, como Ford V8, debido al logo que lucía sobre la parrilla y que indicaba el número y la disposición de los cilindros de la mecánica 3.6. Sus 65 CV, unidos a un centro de gravedad más bajo, amortiguadores hidráulicos y muelles rediseñados, lo convertían en un coche cómodo (seis personas podían viajar en él) y rápido.
No tardó en ser considerado el mejor vehículo que la compañía había construido hasta la fecha (de hecho, contaba con soluciones modernas, como el depósito de combustible en la parte inferior trasera), obteniendo un éxito rotundo. Las optimizaciones fueron llegando en años posteriores, hasta alcanzar una potencia de 85 CV. Se trataba de una cifra importante para un modelo económico de la época: pasaba de 0 a 100 km/h en poco más de 20 segundos y alcanzaba una velocidad máxima de 130 km/h, de ahí que fuera popular entre los cuerpos policiales de aquella década.
Quizá te llame la atención el galgo sobre el capó: se incluyó en 1934, cuando Ford compró Lincoln; ambas marcas compartieron esta “mascota” durante un tiempo. Bonnie y Clyde lo ven infinidad de veces en su retrovisor durante la película. Y hasta aquí vamos a leer… para que no haya spoiler.
«Tulsa, Oklahoma. 10 de abril. A Mr. Henry Ford. Detroit, Michigan. Apreciado señor: mientras siga contando con aire en mis pulmones, le diré lo excelente que es el coche que ha fabricado. Sólo he conducido Ford cada vez que he podido huir con uno. Gracias a la velocidad que mantienen y a la ausencia de problemas, los Ford despellejan a cualquier otro coche. Incluso aunque mi trabajo no haya sido completamente legal, no me duele decir qué maravilloso vehículo tiene usted en un V8. Sinceramente, Clyde Champion Barrow».
Fuentes: Autopasion18, Fordmodeloacanarias.