José Iglesias, el capitán del team Fordzilla, nos cuenta la gran capacidad de superación y adaptación que tiene Abel. “Los que estamos metidos en esto somos conscientes de que su nivel no se mide en calidad, sino en curva de progresión, y está muchos pasos por encima del resto (…). Es el jefe. No hay integración, en el grupo manda él”, afirma.
A sus nueve años, el benjamín del equipo Fordzilla asombra a propios y extraños por sus habilidades de conducción. Sorprende “la capacidad de aprender súper rápido, siendo tan pequeño. Lo ves cogiendo el volante y cambiando marchas y andando con los pedales… Es algo que yo no había visto antes”, comenta su compañero Pablo López.
Formar parte de esta escuadra le está ayudando a mantener una disciplina y a comenzar a introducirse y entender el mundo de la competición, pero, como buen niño que es, lo que más le gusta a Abel es pasarlo bien en la pista: “Si voy solo, se me hace aburrida la carrera, lo que más me gusta es ir con gente peleando”, explica entre risas.
Pero, ¿cómo empezó todo? “Yo sabía que jugaba bien, pero no el nivel que tenía”, explica el padre de Abel. Las dudas sobre su habilidad al volante se despejaron gracias a un pequeño evento de simracing en el local donde trabajaba Martín y al que acudió Pablo López. “Pablo me preguntó si podía subir unos vídeos a redes sociales; había grabado a Abel conduciendo en el simulador. Una semana después de subirlo, me dijo que la gente estaba alucinando. Meses después, me llamaron de Fordzilla para ofrecerme la posibilidad de que Abel entrara en el equipo”, nos cuenta.